
¿Qué palabras destruyen la personalidad de tu hijo?
Hay muchas cosas que no debes decirle a un niño. Debes tratar de evitar frases vergonzosas y clichés, como «no te pareces a mí», y culpar a tu hijo por su comportamiento. También puedes abstenerte de decir «no puedes cambiar lo que te pasó» porque no es así. Dios nos da la oportunidad de intentar reparar el daño que hayamos cometido.
Cosas que jamás debes decirle a un niño:
Una de las mejores maneras de asegurarse de que su hijo comprenda el contenido de su conversación es evitar el uso de clichés. Los clichés son expresiones trilladas que se han utilizado durante años tanto en la escritura como en el habla.
Evitarlos no es difícil, pero requiere concentración. Para evitar clichés y evitar las palabras que destruyen su personalidad, piense en su hijo y en cómo podría responder. Tenga en cuenta lo que podría esperar ese niño y lo que podría molestarlo. Los clichés están en todas partes. Probablemente, los hayas usado en algún momento, te daremos algunos ejemplos:
Como te portas mal, ya no te quiero:
Es decir, si no haces lo que digo, ya no te quiero. Le restas personalidad con estas palabras. Harás que tu hijo o hija termine haciendo todo lo que los demás quieran.
A tu edad, a mí me iba superbién en la escuela:
Si dices esto, acabas de entablar una competencia entre tu hijo y tú.
Si no te comes tu comida, eres malo, débil, ñoño o tonto:
Este tipo de palabras crean pésimos hábitos alimenticios.
Ponerle sobrenombres a tus hijos:
Mi osito, mi gordita, idiota, fea, etc: Los apodos restan o añaden personalidad… Por lo general, restan. Así es que, no le pongas sobrenombres que luego lo avergonzarán a tu en su vida adulta.
Cuando usas palabras para avergonzar a su hijo, estás tratando de moldear su comportamiento de mala manera. Si bien es un método eficaz para llamar la atención, la vergüenza no tiene el mismo impacto que otras estrategias. Ya sea que uses palabras o tono, está haciendo una declaración que puede llevarse al corazón de un niño. A la larga, esta es una estrategia dañina.
una de las palabras que destruyen es: «Eres igual a tu padre o madre»
Sea en el sentido positivo o negativo, estas palabras pueden ser peligrosas. Si se dice en alusión a un mal comportamiento, le transmites la falsa idea de que «no tiene remedio».
Hazte a un lado, no te puedo ni ver:
Es decir: «me dañaste el día», «no deberías ni existir». No hay mejor forma de hacer sentir como una cucaracha a tu hijo o hija.
Mira, fuiste el único que sacó 7 en el examen. Carlitos sacó 10:
Por favor, no compares a tus hijos. Emplear palabras que hacen que su hijo se sienta mal es particularmente malo para su autoestima. Si los compara constantemente con sus compañeros, desarrollará un sentido de competencia que puede tener consecuencias a largo plazo.
No me avergüences:
No, tu hijo no te avergüenza. Lo que haces es cohibir a tu hijo, no mostrará su personalidad jamás.
Si te portas mal, llamo al Cuco (Coco):
Esta frase negativa le deja dicho a tus hijos que solo tienen valor si hacen lo que los demás quieran, y si no lo hacen, te irá mal. Tus hijos van a ceder ante cualquier extorsión.
Eres un niño malo:
Usar un lenguaje como «eres una chica mala» es igualmente inútil. Le envía un mensaje a un niño de que no confía en él para tomar buenas decisiones.
No te apures, en la casa nos arreglamos:
O sea, no me importa lo que digas, yo tengo razón y en la casa te lo voy a demostrar (a la mala).
Evitar decir «no te sientas así»
Si bien la respuesta automática de los padres es decirles a sus hijos que están «bien», esta declaración en realidad puede lastimarlos. Envía un mensaje a los niños de que sus sentimientos no son importantes y puede conducir a una internalización negativa.
Además, puede dañar la relación con un niño. Si un niño comienza a llorar o actúa de manera inusual, probablemente no esté bien, pero no significa que esté equivocado.
Evitar culpar otros factores por su comportamiento.
Los padres a menudo culpan al niño de sus acciones sin indagar en el porqué el niño está actuando de esa manera. A la larga, vas a enseñar a los niños a culpar a los factores externos, solo hará que no sean responsables de sus actos.
Por ejemplo: Un niño puede ser irrespetuoso cuando está cansado, el padre o la madre le reclama, pero en lugar de culparse a sí mismo, el niño culpa al sueño o a que tiene hambre, etc…
Es decir, en lugar de hacerse responsable de no manejar sus emociones o su carácter, culpa a los factores externos. «Te hablé mal, pero es porque tengo sueño». «Me comporté mal, pero es que no he dormido bien». Les enseñamos a rezongar desde muy temprano, a dar excusas o justificar su mal comportamiento.
A la larga, enseñar a los niños a culpar a los factores externos solo hará que carezcan de responsabilidad. Aprender a aceptar la responsabilidad lleva tiempo, pero los padres pueden hacer todo lo posible para que sus hijos aprendan a hacerlo.
Si su hijo evita la responsabilidad por su comportamiento, esto podría significar que está tratando de meterse en problemas o está mintiendo. Admitir tus errores es difícil y puede dañar las relaciones, pero es crucial. En su lugar, responde con calma y dale tiempo a tu hijo para pensar bien las cosas antes de responder. Deje que se calmen antes de decidir cómo responder. De lo contrario, podría terminar culpando otras cosas por un error que fue su culpa.
Las palabras que destruyen provienen de padres tóxicos y pueden ser realmente dañinas para sus hijos.
Pero, ¿cómo evitamos que nuestros hijos se lastimen con nuestras palabras?